Leo Jurado es un joven músico argentino, destacado como cantante, cantautor, escritor y compositor de folk. Recientemente, este nativo sudamericano orgulloso de sus raíces presentó “Rikch’ariy”, título en el idioma indígena quechua que significa “Despertar”, como preludio de todo lo que se viene con su arte.
Nacido como Leonardo Ezequiel Jurado en la ciudad de San Salvador de Jujuy, Argentina, el cantante fue criado en una tierra que, antaño, perteneció a la civilización incaica:
“Nací en la capital de Jujuy. Mi padre es originario de La Quiaca y mi madre nació en capital. Mi infancia fue bastante linda. Tenía a mi hermano con síndrome de Down y hasta cierta edad no entendía que él era diferente, pero para mí era igual. Nuestros padres estuvieron juntos hasta nuestra adolescencia, así que mi niñez fue feliz, por suerte nunca nos faltó nada y eso le agradezco a ellos. Mi hermano es la persona más importante para mí, es muy especial porque me enseñó muchas cosas, de valores, de simplezas de la vida, y además mis padres trabajaron mucho para que él tenga independencia.

Valoro lo que me dieron mis abuelos, mis padres, sobre todo las virtudes que me transmitía mi hermano. Mi familia siempre fue un pilar fundamental para mí, me ayudó cuando más necesité a pesar de que no siempre podía hacerlo económicamente”.
Leo Jurado ha estado ligado al arte desde su infancia:
“Desde muy chico estuve ligado al arte. A mi madre le gusta mucho la música y antes escuchaba muchos discos con ella; mi padre tocaba la guitarra y antes de dormir nos tocaba canciones infantiles, de rock, siempre tuvimos esa influencia… También tengo tíos que son cantantes de casa, guitarreros del hogar. Yo fui a un conservatorio de piano y en la primaria estaba en el coro de mi colegio, Nuestra Señora del Huerto, que fue donde empecé a sentir que me gustaba cantar. Después fui solista, gracias a la directora del coro Elena Mattos quien me eligió, y ahí mis padres empezaron a ver que tenía arte escondido en mí”.
Sobre su adolescencia, nos cuenta:
“Recién en la adolescencia nos juntamos con un amigo a tocar, siempre desde el aprendizaje por internet. Él aprendió a tocar la guitarra, yo me estaba animando a cantar y surgió la idea de formar una banda. Con Facundo, que era con quien empezamos todo, íbamos al carnaval y él tocaba la guitarra y yo los vientos, en ese momento la quena (uno de los instrumentos más antiguos de América y más representativos de la música inca), pero no cantaba. Después quisimos aprovechar y tocar en bares. Buscamos a Juan Manuel, que cantaba, y armamos la banda ‘Aires Jujeños’. Una vez él no pudo cantar y nos dimos cuenta de que yo podía ayudar en la parte vocal. Con Facundo seguíamos juntos, éramos un dúo, y armamos otra banda. Ahí ya cantaba yo. Esa banda se llamaba ‘Mixtura’ y nos dio experiencia en escenarios más grandes, en grabar, en componer…
Siempre fui bastante tímido, menos en el escenario. Ahí ya perdía la timidez, porque me dejaba llevar mucho por el show, por lo que hacíamos. Nos divertíamos mucho en el escenario”.
Con respecto a sus estudios universitarios, dice:
“En el año 2013 llegué a Córdoba por mi padre que también estudió ahí. No tenía ganas porque me daba mucho miedo, no tenía amigos y era un desafío estudiar una carrera, no sabía si iba a estar listo porque yo quería hacer música. Como me gustaban los números, me inscribí para ser contador, pero a los años me cambié a Economía, así que estudié eso y me quedó la tesis. En 2019 terminé de cursar y después llegó la pandemia y se hizo todo muy difícil. Después empecé a estudiar Física, porque me parecía muy interesante, todo esto como un hobby”.
Como muchos en Argentina, Jurado tuvo que abandonar su ciudad natal en el interior del país para perseguir sus sueños:
“El hecho de dejar mi ciudad fue muy difícil, porque soy muy ‘familiero’, tengo un gran vínculo con mi hermano… Los primeros días fueron una tortura, al irme dejé muchas cosas. Siempre me gustaron las aventuras, pero nunca supe lo mucho que podía extrañar. No sé si hay un hecho de ‘superar’ algo, sí de ‘resistir’, resistir por los sueños, porque a veces las cosas no pueden salir, pero uno tiene que saber esperar el momento y seguir insistiendo. En ese sentido, la paciencia y la resistencia han sido dos factores fundamentales para seguir adelante.
Tuve muchas dificultades, en lo económico mis padres siempre me pudieron ayudar. Después empecé a hacer un poco de música, con eso juntaba plata y me permitía encaminarme a mis sueños sin que mis padres tuvieran que ayudarme. Entonces me la rebusqué para seguir haciendo música, seguir grabando, proponiendo cosas y meterme de nuevo en el ámbito”.
Sobre sus estudios de música:
“Fue a la par de lo de Economía. Ahí empecé a encontrarme con un ambiente más exigente. Por suerte, la vida me encontró con profesionales que terminaron siendo amigos cercanos que me ayudaron. Estudié canto con el profesor de ópera Luis Paltrinieiri varios años y empecé a entender otro tipo de aspectos dentro del canto; seguí estudiando con Simone da Cunha, una de las mejores profesoras que he tenido, y terminé haciendo seminarios con Mariano Pattin, que era el coordinador del Colón y daba charlas en Buenos Aires. Me la jugaba mucho para aprender. En ese sentido era muy curioso, quería ver cuáles eran los límites, qué podía hacer con mi voz”.
Sobre su preparación y disciplina:
“Recibí educación de profesores y aprendí también por la experiencia, por tantos años de trabajo, de salir a tocar, de cantar en diferentes condiciones. Eso te enseña cómo encarar ciertas situaciones. El resto del aprendizaje fue muy intuitivo, muy individual, eso de sentarse a escuchar discos, cantantes, entender las herramientas que los profesores te dan… Un trabajo de horas, meses, años… Con respecto al trabajo de las canciones, soy muy disciplinado, tengo un orden de cómo hacerlo, me escucho muchas veces, veo cómo mejorar errores. Antes de grabar, escribo y trabajo mis canciones, hago correcciones, voy tratando de que sea lo más interpretativo posible. Siempre con mucho entrenamiento”.
¿Cuál es el consejo para quienes deseen dedicarse a cantar?
“El consejo que daría es estudiar. Yo sé que ahora la música es rara y que los cantantes de hoy, de la farándula, se dejan llevar más por lo que sienten y no critico sus formas, pero mi consejo es que puedan estudiar. Tomar clases con profesionales de élite suele ser un disparador para aprender más. A pesar de la condición, porque hay gente virtuosa y gente muy trabajadora, no importa de qué lado uno esté, siempre el trabajo es indispensable”.
Pero lo suyo no queda ahí. Leo Jurado, como estudiante de Física, tiene formación científica:
“La física tiene mucha matemática, mucha lógica y comprensión de cómo funciona todo lo que nos rodea, el mundo, el universo. Cuando queremos armar una producción lo comparo con un problema matemático o físico. Cuando queremos resolver o descubrir algo, necesitamos herramientas, necesitamos ver. En el caso de la música, cuando queremos buscar algo diferente necesitamos muchas herramientas, porque nuestro cerebro empieza a hacer sinapsis, empieza a hacer funcionar cosas con lo que va aprendiendo, y empieza a formar ideas”.
Acerca del inicio oficial de su carrera como profesional de la música:
“Considero que decidí dedicarme a esto al cien por ciento en 2019. Estaba trabajando en una empresa como ayudante en economía casi un año. Ahí empecé a entender qué es lo que quería, a preguntarme si realmente quería estar ahí toda mi vida. Entonces hice marcha atrás con todo y di el volantazo. Fue difícil.
Empecé con mi música y, si bien hacía un poco de folklore y lo fusionaba con pop, fue parte de un proceso. Ahí fue cuando dije: ‘Quiero hacer mi música, que quizás lo escuchen dos, tres o mil, no importa, pero quiero hacer esto y buscarle la vuelta para que este sea mi vivir’. Ya tenía más o menos diez años de experiencia y podía encarar mis ideas y la música como una profesión”.
Sobre sus producciones musicales en bandas y como solista:
“En mis comienzos formé varios grupos, todos de folklore y en Jujuy. Con esos grupos hicimos bastante producciones, no había los home studio de ahora, era complicado grabar, todo tenía que ser en vivo. Llegamos a grabar dos covers. En ‘Mixtura’ me animé a cantar canciones mías y nos animamos a grabar una canción que compuse para los estudiantes en septiembre. Cuando vine a Córdoba, empezó mi carrera de solista, más o menos en 2013. Empecé a escribir y a confiar más en mis composiciones, e hice el álbum ‘Soledad’ con canciones mías y covers; saqué un disco fisco, aunque no era tan rentable. Después hice producciones más de EP, de singles, porque se complicaba hacer un disco por la producción y no era fácil. Ahí salió ‘Cómo puedo extrañarte’, en 2019, y ‘Más allá’, en 2021. Luego ‘Tarot’, (cover de la canción de Ricardo Arjona) que salió en 2022, y por último ‘Rikch’ariy’, último single (original) que saqué con un videoclip en 2023”.
Ahora bien, si hubo un momento trascendental en la carrera de Leo Jurado, que significó un punto de inflexión y un salto a la fama, fue el de su participación en el año 2022 en el exitoso programa televisivo “La Voz”: en su versión argentina, superó victorioso la audición a ciegas con su mágica interpretación de “Tarot” y fue llamado a sumarse a los equipos de Ricardo Montaner, consagrado cantante de la música latina, y de Soledad Pastorutti, una de las grandes referentes del folklore argentino. Finalmente, Jurado eligió a Montaner, quien lo entrenó y lo hizo ganador de todas las etapas, hasta las fases finales de shows en vivo que dependían del voto del público. Algunas de sus presentaciones más aplaudidas fueron cuando cantó “Tu enemigo”, de Pablo López, y “Lucía”, de Joan Manuel Serrat.
“El proceso 2022 fue bastante fuerte y cuando vino ‘La Voz Argentina’ me revolucionó mucho, si bien siempre estuve acompañado por mi psicólogo, que me ayudaba a tomar decisiones. Entonces siempre pensaba en cómo repercutiría en mí o en mi familia, no dejándome influenciar por la exposición, porque entiendo lo invasivo que puede ser estar en ese tipo de programas.
Estar con Montaner fue algo muy grande, ahí aprendí cómo se maneja la industria, dónde estábamos, cómo había que trabajar a nivel profesional, el nivel de exigencia, lo que es ser él como artista consagrado mundialmente. También la experiencia de estar ahí, más allá de que es un concurso, de cómo trabajar, de tener mucha personalidad a la hora de elegir lo que uno quiere hacer y no tener miedo a equivocarse. Mientras más te equivocás, más aprendés. Es una experiencia, ese es el mensaje. Hay muchas oportunidades en la vida. No tengan miedo”.
Respecto de las emociones en esta carrera:
“Miedos, inseguridades, vas a tener siempre. El pilar son los seres queridos, la familia, los amigos. Yo recuerdo haber hecho teatros, shows donde solo iba mi familia, y eso te tira un poco para atrás, o sacar canciones que no tienen la repercusión que uno quiere. Pero una vez que uno hace la evaluación, hay que tener en cuenta muchos aspectos. Hay que ver hacia dónde va tu canción. Nunca tuve ganas de abandonar, porque nunca pensé hacer algo lejos de la música.
A la gente que recién empieza le diría que sea paciente, que encuentre un lugar donde se sienta bien y que desde ahí trabaje mucho, que sea constante con eso. Yo soy una persona muy insegura, pero tener bien fijado hacia dónde uno quiere ir te da mucha fuerza. Te vas a caer, vas a tener muchísimas derrotas, esta es una carrera de resistencia, no de quién llega más rápido, eso me lo han sabido transmitir muchos músicos que tienen una buena carrera, porque vienen de muchos años. Esa es la fórmula más eficiente: no rendirse y construir de a pasos”.
Demostrando su humildad, este cantante excepcional en su oficio nos dice:
“Toda persona es única como artista. Pero desde mi lugar trato de que mis canciones transmitan, de que se valore lo que hoy no, y eso para mí es un trabajo: el hecho de agarrar una canción y hacerla más personal, o si hago canciones mías entregar mucho más que solo cantar bien”.
Como cantante de “folk”, término para referirse a la música folclórica moderna, con elementos tradicionales y un marcado carácter étnico, su concepto también podría ser englobado por el nombre genérico de música “world”, el cual abarca expresiones de distintas culturas del mundo que despiertan interés fuera de sus lugares de origen:
“Mi estilo es un folklore más estilizado, lírico, poético, no tan ‘festivalero’ como se dice aquí, y me siento orgulloso porque es lo que me gusta hacer y lo que a mi público le gusta escuchar. Argentina es un país al que le gusta mucho la fiesta y por ahí estas interpretaciones no son tan masivas, pero persigo otro público, no me cierro en que puedo ser un músico solamente acá, puedo llegar a otros países que entiendan lo que transmito. Si no todos seríamos traperos y el mundo es grande para cerrarme a eso. Es la salida más rápida seguir esas modas, pero después es muy difícil construir con eso, así que busco un público más selecto, en lugares distintos, haciendo teatros chicos, donde la gente vaya a escuchar algo diferente”.
Con su música folclórica contemporánea, que podría relacionarse incluso con la música alternativa e indie, Leo Jurado hace gala de sus habilidades. Toca instrumentos como el piano y la guitarra y, según cuenta, arma con su voz armonías de coros, como lo demostró en “Tarot”. Así, toda su trayectoria le ha valido, además de realizar sus propias presentaciones, la participación como invitado especial en numerosos eventos culturales, como el Festival de Folklore Cosquín 2023, uno de los más importantes de su país:
“Siempre me preparo semanas antes, ensayando, vocalizando. Escribo, armonizo y trabajo con un director musical, busco ayuda. Estoy muy pendiente de los detalles en los videos, en dirigir, en la escritura del guion. En cuanto a shows, hago mucho teatro, no soy mucho de los festivales. Hoy en Argentina es bastante difícil entrar a los festivales por los lugares que te dan, prefiero trabajar en teatros chicos e ir remándola meses; lleva más trabajo, pero me gusta. Y siempre me invitan grupos musicales, como ‘Los Tekis’, y la gente del gobierno de Jujuy que está pendiente”.
Si hay algo que caracteriza al arte latinoamericano, es el sincretismo entre lo local y la herencia ibérica recibida desde la conquista. Asimismo, la globalización ha jugado un rol fundamental en los últimos años. Por ello, no es de extrañar que Jurado cite como influencia a David Bisbal y a otros cantantes españoles como Pablo Alborán, a la vez que nombra a figuras latinas como Luis Miguel y Drexler y a referentes folklóricos argentinos como Abel Pintos, Luciano Pereyra, Los Huayra, Los Nocheros y Jorge Rojas:
“Siempre me han gustado y he aprendido de esos cantantes. Siempre busco recursos para fusionarlos. Y no soy de cantar flamenco, pero también me gusta mucho”.
Claro que su influencia regional no es de extrañar. El Imperio Inca (Tahuantisuyo), el más extenso de la era precolombina, ocupó un vasto territorio de América del Sur. Comprendía los actuales o partes de los territorios de las Repúblicas de Perú, Ecuador, Bolivia, Chile, Colombia y el noroeste de Argentina, esta última parte de la división denominada Collasuyo, en la que se encontraba la actual provincia de Jujuy y que habría expandido sus límites hasta Mendoza, en el sur, y Santiago del Estero como frontera oriental:
“Jujuy es un pueblo con mucha nobleza. De la parte de mi padre, siempre estuvimos más conectados con el norte, que es donde hay más originarios; siempre absorbí la cultura de Jujuy, de los kollas, de toda esa parte del Altiplano. Era hermoso por la cultura de la Pachamama, de respetar a los animales, la tierra. Y también estaba la parte de los españoles, como mis abuelos maternos que eran religiosos. Estar con esas dos partes nunca fue un conflicto, siempre fue muy natural, nunca lo sentí muy distinto. Eso influyó en mi arte. El hecho de haber cantado tantos años folklore, chacareras, zambas, tinkus, huaynos, bailecitos, carnavalitos, influyó mucho en mi manera de cantar, por eso hay cosas que me gusta conservar, como las pronunciaciones, que me salen inconscientemente”.
Y cuando se habla de conservar la sangre nativa y las milenarias culturas andinas, su tierra es sinónimo de ello. En la pintoresca región de la Quebrada de Humahuaca, por ejemplo, todavía existen quechuas descendientes de los antiguos pobladores que guardan tradiciones ancestrales, motivo por el cual fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO:
“En estos pueblos tenemos un respeto muy grande a la tierra y a lo que nos puede dar, a la convivencia con lo natural, creo que eso es fascinante. Siempre trato de conservar las tradiciones, de ser agradecido con lo que nos da la tierra, el universo, la lluvia, todo lo que conlleva la naturaleza. En ese sentido, nuestras fiestas son muy bonitas y genuinas. La gente es muy solidaria, querida, muy amable y eso se transmite entre todos”.
En efecto, Jujuy es una de las provincias argentinas con mayor porcentaje de población indígena auto reconocida del país, siendo la denominación “kolla” la que define al conjunto sincrético de pueblos andinos originarios del lugar. Los mismos, mestizados con españoles, también se unieron con esclavos africanos que dieron lugar a castas afromestizas en el pasado, todo lo cual se refleja en los fenotipos de los actuales habitantes:
“Creo que todavía hay un montón de barreras a romper, muchas ideas estructuradas. El racismo aún no ha terminado, sigue habiendo mucha discriminación con los pueblos nativos. Y yo a mi pueblo lo defiendo a muerte. A veces la gente del norte sufre cuando va a otras provincias, al ser discriminada por su aspecto, su color, sus costumbres. Hay mucha discriminación indirecta también. Yo lo sigo viendo hasta el día de hoy. Reconocer que hay discriminación es una parte, pero es un tema del cual se debería hablar más en Argentina. En las ciudades grandes se ve mucho eso, más que nada en el rango sensible de la edad que es desde la adolescencia”.
“Rikch’ariy” da fe de su visión. Si hay algo más que diferencia a Leo Jurado de la mayoría de los artistas de su generación, es que, recientemente, ha lanzado una canción cuyo título proviene de las lenguas quechuas (runa simi), familia lingüística originaria que fue el idioma oficial del Estado Incaico:
“Al principio, la canción solo se llamaba ‘Despertar’. Pero, cuando casi estaba lista, sentía que le faltaba algo de humanidad, un sonido más genuino, menos contaminado. Quería buscar esa esencia… Yo había visto ‘Harriet’ (película de la heroína homónima que luchó en contra de la esclavitud de africanos), en la que cantaban ‘Stand up’, y quise replicar algo así, pero en nuestro idioma nativo. Entonces de ahí salió la idea de grabar coros en un idioma diferente, que quede atrás, como un eco, un susurro de sueños que diga ‘despertar’ desde nuestros antecesores, porque la canción trata del hecho de dejarse llevar por la corriente y no darse cuenta de las cosas que uno hace sin pensar, de seguir estereotipos, de la poca introspección de uno.
A la canción la escribí en el medio de tanto ruido, cuando estaba en ‘La Voz’ y sentía que todo era muy plástico y que nada era real, que las ideas y las opiniones eran construidas y poco genuinas, lo que me hacía sentir fuera de lugar. Se perseguía ese ‘éxito’ que a mí nunca me llamó la atención. Ahí empecé a alejarme de esa idea y a entender cómo la gente se transforma en un tipo de robot”.
Como anécdota del toque final que dio vida a su canción, dice:
Una vez en Buenos Aires, a un niño cartonero se le cayó todo de su carro en medio de una lluvia y no podía levantarlo. Nadie se acercaba, pero como fuimos a ayudarlo con una amiga todos nos miraban como si estuviéramos haciendo algo malo. Eso reflotó lo que estaba pensando en aquel momento y dije: ‘Hay que hacer coros con niños’. Y ahí fui al coro de niños de la Cantoría de la Merced, de la iglesia de Córdoba. Los niños empezaron a cantar todos juntos ‘Rikch’ariy’ (que significa ‘Despertar’ en quechua) y grabamos toda esa secuencia. Fue muy lindo, era lo que le faltaba a la canción: lo humano. Hay que saber aceptar si sos de otro lugar. Esto me pareció atractivo en la canción, darle un respiro a la gente, corremos una carrera con el tiempo, y a veces es bonito ver que, alrededor de uno, se puede encontrar humanidad en gestos chiquitos, como ayudar a cruzar la calle o dar un poco de comida a alguien”.
Hoy en día con profesionales que trabajan con él y para él, Jurado dice:
“Trabajo con la productora ‘Fila10’ y su equipo que nos brinda todo cada vez que hacemos un show. Es un equipo grande, la pasamos muy bien. Cada persona tiene un lugar para que todo salga perfecto y cada uno se concentra en lo que tiene que hacer”.
Por el momento concentrado en su show “Despertar”, especifica:
“‘Despertar’ es parte de volver a cantar canciones que te despierten cosas nuevas. Me gustan esas canciones que te dicen algo más y me gusta agregarle mi parte interpretativa, también voy fusionando canciones de otros cantantes con las mías. Se trata de eso, despertar otras perspectivas que hoy no son consumidas. Y, trabajar en un teatro, para mí es sensacional. Siempre trato de que haya también una puesta en escena, de ponerme en un papel actoral, de que la luz esté en una posición y que los objetos que estén ahí signifiquen algo”.
¿Cuál es su revolución?
“Mi revolución más grande ha sido creer en mis ideas y en que podía hacer canciones como yo quisiera. Y, con respecto a los nuevos artistas, soy bastante abierto a ayudarlos. Deben intentar lo que crean que son ellos. Tienen que pensar que, mientras más sabemos, más nos conocemos y sabemos lo que queremos. Estar influenciado por muchas cosas te da muchas herramientas a la hora de encarar un proyecto. Las opciones son infinitas, entonces hago hincapié en no tener miedo a hacer algo diferente. Hay que seguir intentando, que en algún momento se va a dar”.
Sobre la recepción de su renovación folklórica frente a lo conservador:
“La respuesta ha sido buena, se apoya la iniciativa de hacer algo diferente. Es un público genuino. Respeto lo tradicional porque es parte de la historia, de la cultura, pero creo que los artistas de esta generación somos la colisión de lo que fue la apertura a la globalización. Yo me crie escuchando por un lado folklore tradicional y por otro canciones de Estados Unidos o de Francia, de España, entonces tengo muchas influencias. Apuesto mucho al folklore renovado”.
En cuanto a sus aspiraciones, confiesa:
“No pienso mucho en el futuro, amo la incertidumbre. Con mi arte, espero que haya gente que lo entienda, que pueda apreciar lo simple, porque ahí hay mucho trabajo, y que vuelva lo poético, la revalorización del trabajo duro, de que se reconozcan las culturas, de que haya fusiones de generaciones. Mi deseo no es ser un cantante que llene estadios, sino uno que pueda transformar algunos aspectos de la sociedad y de las futuras generaciones”.
Leo Jurado cosechó merecidas distinciones, como la otorgada por el Concejo Deliberante de San Salvador de Jujuy en reconocimiento a su aporte cultural y por su participación en La Voz 2022, que fue declarada de “Interés Municipal”. También fue premiado como “Jujeño Destacado 2022” por la Casa de Jujuy en Córdoba, no solo por su lado artístico, sino por su ejemplar vida como estudiante de dos carreras universitarias de grado (Física y Economía):
“Estoy muy agradecido por las menciones, los premios, y ojalá que sirva para que otras generaciones puedan seguir luchando para mostrar nuestra cultura”.
Lo cierto es que Jurado ya vive de lo que ama, luego de tanto sacrificio y esfuerzo:
“El sueño más grande que he cumplido, fue el de dar satisfacción a mis padres y poder haber vivido una experiencia tan grande como la de ‘La Voz’. Hoy vivo de la música, con mucho trabajo como compositor, productor, arreglista incluso en colaboraciones, cantando en algún lado… Se puede, yo llevo haciéndolo hace años. Uno hace una base y eso va dando frutos”.
Por último, como adelanto de lo que se viene, comenta:
“Ahora estamos trabajando para terminar un disco en vivo y vamos a ir lanzando canciones en las plataformas. Tenemos proyectos de seguir haciendo teatro en otras localidades también. Hay muchas ideas dando vueltas, como hacer colaboraciones con otros artistas.
Tengo muchos sueños. Ahora estoy en una coproducción. Siempre me ha interesado colaborar, pero más allá de organizar la parte artística de un producto siempre me interesó abarcar muchos aspectos de mi arte y de otros artistas. Al corto plazo, quiero seguir cantando y presentando ‘Despertar’ en teatros, presentar el disco en vivo, combinar otros idiomas, géneros, viajar a otros lugares a presentar mi música. Tengo muchas ganas e iniciativa”. QS
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Para conocer más de Leo Jurado y su música, accede a su enlace.
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